miércoles, 8 de julio de 2009

La vida a veces no es como la pensamos.

La vida a veces no es como la pensamos. Después de pasados los años y mirando el acontecer de cada día uno se da cuenta de que en ocasiones no vamos por donde nos gustaría. Me confieso un pecador con poca fuerza de voluntad y poco espíritu de sacrificio. Hace años con mi antigua cuadrilla y estando por la cuesta de Vitoria veíamos a los treinta o cuarentañeros y pensábamos que seria un rollo estar a su edad haciendo las mismas cosas. Ay madre que han pasado los años y sigo yendo a la cuesta (de vez en cuando), cada vez soy más verde y más viejo, me gusta demasiado la bebida y a veces no controlo. Parece que lo veo todo un poco en negativo. Se que hay algunas facetas de mi vida que me hacen muy feliz como son mi compromiso por el T.L educativo y cristiano, la fe, la lucha por un mundo más justo, etc. Lo que pasa es que hay otras contradicciones y actitudes que me pasan factura y me hacen sudar. Tengo una cuadrilla de amigos con los que se que puedo contar y mucha gente conocida pero echo de menos otras cosas, como una chavala por ejemplo, con la cual plantear un proyecto diferente de futuro. Todavía hoy y sobre todo por las noches me acuerdo de la única chica que me hizo caso, por lo menos un tiempo, y entiendo a la perfección la canción de Sabina, 19 días y 500 noches. Aunque tenga estos momentos de flaqueza, creo que tampoco soy tan infeliz y hay gente que esta mucho peor pasando las de Caín. Siempre pretendemos aquello que no tenemos y a veces añoramos algo que perdimos, pero hay que seguir caminado esperando ver venir tiempos distintos e intentar cambiar las cosas que no nos gustan, incluso de nosotros mismos. La vida a veces no es como la pensamos pero el seguir soñando nos puede dar impulso para proseguir la aventura.