viernes, 14 de enero de 2011

Todos vamos en un mismo barco, ¿o no?

Una canción de Brotes de Olivo dice: Todos vamos en un mismo barco, todos somos el mismo barro". Cuando uno tiene la suerte de conocer a la gente de Brotes y a la gente de Pueblo de Dios, se entiende mejor esta canción y todo cobra una nueva dimensión.
Pero la realidad eclesial que nos ha tocado vivir y el devenir diario hace que me cuestione muchas veces esta expresión. La ilusión y el nuevo despertar que trajo el ya lejano concilio Vaticano II se ha ido esfumando, los grupos más tradicionalistas e integristas detentan el poder, los max-media dan noticias y titulares (a veces manipulados) muchas veces propiciados por declaraciones de nuestra jerarquía. Los jóvenes no se acercan sino que más bien huyen y mucha gente buena que fue militante convencida salio rebotada. Todo esto me hace plantearme si este barco va a buen puerto y si estamos todos en el o no.
Pese a todo quiero seguir soñando con otro modelo de Iglesia, más democrática. Una Iglesia de los pobres, para los pobres y con los pobres. Una Iglesia que denuncie la cara amarga del capitalismo y las consecuencias negativas de la globalización. Una Iglesia en la que la mujer adquiera mayor protagonismo y en el que la opción sexual de cada cual no importe, en la que se haga más el amor y se joda menos, dicho en bruto.
Quiero apostar por una Iglesia en la que seamos uno pero con diferentes carismas y funciones y en la que nos comprendamos y respetemos sin querer llevar siempre la razón. En resumen una Iglesia al servicio de la humanidad que intente trasnmitir el mensaje del Evangelio de Jesús.

martes, 4 de enero de 2011

Todos somos Leku.

A punto de concluir estos días de la navidad y a la espera de los magos de oriente nos llegan tristes noticias de Leku (Arkaia). Después de muchos años de dedicación y de entrega generosa a un proyecto centrado en la acogida y en espiritualidad la comunidad Leku se ve obligada a cambiar de sitio.
Somos mucha gente la que hemos ido conociendo a la gente de Leku. Un proyecto que nació de una familia y a la que durante el transcurrir del tiempo se han ido sumando otras personas que enriquecieron y ampliaron el proyecto. La casa de Arkaia en la que han estado paso a llamarse Leku, lugar de encuentro en el que la gente que acudía era acogida y acompañada. Leku era un espacio en el que la gente podía tener la suerte de vivir experiencias de espiritualidad y de oración. Hoy por desgracia no son muchos los lugares en los que se oferta algo de este estilo. Leku ha sido una oportunidad para mucha gente. También era una referencia que nos acercaba a Taize y su apuesta ecumenica.
Yo he tenido la suerte de acudir a algunas de las oraciones diarias, no tanto como me hubiera gustado, pero allí lograba desconectar y retomar fuerzas. Participo en una comunidad que se llama Bantaba, en muchas ocasiones hemos sido ayudados y acogidos por la gente de Leku. Los últimos años hemos participado en las Pascuas que organizan y la experiencia ha sido maravillosa.
Leku ha crecido mucho y ahora era una comunidad con más gente y con apuestas abiertas al dialogo intereligioso, quizás ese haya sido el motivo por el que desde el obispado les hayan intentado echar el cierre negándoles el uso del espacio físico que ofertaba la casa. Una casa que fue creciendo y mejorando con el empeño de la gente que la habitaba.
Ahora se nos queda una sensación muy rara y no sabemos que ha pasado para que a personas que tanto bien han hecho se les censure de esta manera.
Ellos han asumido en paz la decisión y piden que no se haga ruido, pero esto es una gota mas en el vaso de mucha gente sencilla que vive dentro de nuestra querida iglesia. Ante tantas cosas pedimos la palabra y exigimos saber que ha pasado. Nuestros pastores no deben tratarnos como a borregos, correrán el riesgo de quedarse solos y de perder el rebaño-
Todos somos LEKU. ¡Otra Iglesia es posible y necesaria!