martes, 4 de enero de 2011

Todos somos Leku.

A punto de concluir estos días de la navidad y a la espera de los magos de oriente nos llegan tristes noticias de Leku (Arkaia). Después de muchos años de dedicación y de entrega generosa a un proyecto centrado en la acogida y en espiritualidad la comunidad Leku se ve obligada a cambiar de sitio.
Somos mucha gente la que hemos ido conociendo a la gente de Leku. Un proyecto que nació de una familia y a la que durante el transcurrir del tiempo se han ido sumando otras personas que enriquecieron y ampliaron el proyecto. La casa de Arkaia en la que han estado paso a llamarse Leku, lugar de encuentro en el que la gente que acudía era acogida y acompañada. Leku era un espacio en el que la gente podía tener la suerte de vivir experiencias de espiritualidad y de oración. Hoy por desgracia no son muchos los lugares en los que se oferta algo de este estilo. Leku ha sido una oportunidad para mucha gente. También era una referencia que nos acercaba a Taize y su apuesta ecumenica.
Yo he tenido la suerte de acudir a algunas de las oraciones diarias, no tanto como me hubiera gustado, pero allí lograba desconectar y retomar fuerzas. Participo en una comunidad que se llama Bantaba, en muchas ocasiones hemos sido ayudados y acogidos por la gente de Leku. Los últimos años hemos participado en las Pascuas que organizan y la experiencia ha sido maravillosa.
Leku ha crecido mucho y ahora era una comunidad con más gente y con apuestas abiertas al dialogo intereligioso, quizás ese haya sido el motivo por el que desde el obispado les hayan intentado echar el cierre negándoles el uso del espacio físico que ofertaba la casa. Una casa que fue creciendo y mejorando con el empeño de la gente que la habitaba.
Ahora se nos queda una sensación muy rara y no sabemos que ha pasado para que a personas que tanto bien han hecho se les censure de esta manera.
Ellos han asumido en paz la decisión y piden que no se haga ruido, pero esto es una gota mas en el vaso de mucha gente sencilla que vive dentro de nuestra querida iglesia. Ante tantas cosas pedimos la palabra y exigimos saber que ha pasado. Nuestros pastores no deben tratarnos como a borregos, correrán el riesgo de quedarse solos y de perder el rebaño-
Todos somos LEKU. ¡Otra Iglesia es posible y necesaria!

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